jueves, 12 de mayo de 2016

Viajaban solas


Hace unos meses, dos mujeres fueron asesinadas en Ecuador. Ellas "viajaban solas", dijeron los encabezados de varios periódicos internacionales. Inmediatamente, el revuelo por ello en redes sociales, donde por el simple hecho de su sexo, los temas al respecto fueron: "¿Qué estarían haciendo para morir así?", "Traían droga", "¿Cómo andaban vestidas", y muchos otros cuestionamientos en donde las víctimas no sólo fueron re-victimizadas, sino juzgadas por el decidir hacer una aventura sin compañía masculina.

Luego de la euforia, de las peleas/debates por Internet defendiendo diversas posturas y pasadas algunas semanas (o días), Marina Menegazzo y María José Coni, pasaron a ser parte de un olvido discreto y colectivo, sinónimo de nuestra fría sociedad, la cual siempre está a la espera de una nueva noticia, porque esa ya comenzó a caducar. Sin irnos tan lejos en el mapamundi, 20 días antes asesinaron la periodista Anabel Flores Salazar, que había sido secuestrada en el Estado de Veracruz y cuyo cuerpo fue encontrado sin vida el 9 de febrero en el Estado de Puebla. Ante esto, las autoridades de aquel Estado expresaron mediante un boletín de prensa que: "probablemente tendría vínculos con el crimen organizado", porque parece que criminalizar antes que investigar se puso de moda desde hace -varios-años en nuestros gobiernos.

La situación para nosotras las mujeres continúa siendo de riesgo: el no poder elegir "x" tipo de ropa te hace fácil o aburrida, el salir o no con una pareja, te convierte en una mujer "cualquiera" o en una "puritana", el decidir ser una madre que trabaja te hace una persona desobligada con el cuidado de los retoños, pero el  quedarte en casa te transforma en una conformista ¿Cómo tener contenta a una sociedad que te alienta a ser cómo realmente eres para luego condenarte por ello?.

Algunas veces, basta con salir sola a la calle de noche, cuando toca caminar por una zona oscura o no muy amistosa, a uno le pasan por la mente todos esos horrendos encabezados de noticias que una vez cruzaron por nuestra vida; el pasar por alguna construcción o alguna congregación pública del sexo opuesto ya es sinónimo de que uno ampliará su colección de "halagos involuntarios" no agradables; el conseguir un ascenso crea muchas veces rumores de lo que uno hizo para "semejante honor". La interminable lista de ejemplos pudiera continuar hasta acalambrarme los dedos de escribirla...

La Declaración Universal de Derechos Humanos, en sus preceptos genéricos sobre igualdad, habla en su artículo 1 que "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros", pero creo que se les olvidó agregar una frase que especificara el cómo el hecho de ser mujer, no nos hace criminales, ni víctimas, sino personas que también quieren encontrar, como cualquier otra, su lugar en el mundo.





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